Rafael Rincón, presidente del Colegio de Licenciados en Educación del estado Zulia, asegura que en el Zulia han emigrado más de 4 mil docentes y «estamos cuantificando en el ámbito nacional, porque esa es una gran cantidad de profesionales que han abandonado las aulas»
Karledys García

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Foto: Archivo |
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Cada 15 de enero se conmemora en Venezuela el Día del Maestro a propósito de las luchas emprendidas en 1932 con la creación de la Sociedad Venezolana de Maestros de Instrucción Primaria. Desde entonces, los maestros venezolanos han emprendido grandes luchas por la reivindicación de la labor docente, tanto en la práctica social como en la exigencia de condiciones salariales y laborales acordes.
Para Doris Salas de Molina, decana de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad del Zulia, «la profesión del educador tiene que ver con esa capacidad que se desarrolla cuando se piensa en la gente, en el hombre que va a cambiar cualquier país y sistema en el mundo, porque esa es la verdadera razón de ser del educador». Destaca 4 rasgos que deben tener los educadores en sus labores cotidianas: vocación, pasión, compromiso y desprendimiento de los comodismos.
A su juicio, «tener vocación es pensar en los estudiantes, sentir la necesidad de educar, estudiar en el marco de los cambios que genera el nuevo hombre que necesitamos». La decana asegura que el educador «no es solo el que transmite conocimiento, porque los conocimientos no se transmiten sino que se adquieren, se aprehenden, se interiorizan y cuando eso ocurre se toma conciencia de lo que se hará con esos conocimientos adquiridos. Ese papel lo juega el educador, que es quien tiene que direccionar la formación de sus alumnos por esa vía».
Sobre el rol del maestro pese a las diversas situaciones que se viven actualmente, María Cristina García, directora de la Escuela de Educación de LUZ, destaca que ser educador «va más allá de cualquier contexto social, es un compromiso, es un desafío que se asume con uno mismo y con los otros, no solo los educandos sino también con toda la sociedad que nos rodea».
También Rafael Rincón, presidente del Colegio de Licenciados en Educación del estado Zulia, expresa la enorme responsabilidad que pesa sobre los maestros: «En nuestras manos como educadores recae la responsabilidad de esos ciudadanos del futuro en el país. El maestro venezolano siempre ha estado allí. No ha perdido la mística, la vocación, tiene ganas de hacer las cosas; pero cada día se hace más tensa la situación del país y es más problemático desarrollar la educación en el país».
Sin condiciones de trabajo
Según la Memoria 2015 del Ministerio del Poder Popular para la Educación (MPPE), durante el periodo escolar 2014-2015 se contabilizaron 455 mil 226 maestros adscritos a dependencias oficiales del país. Sin embargo, Rincón asegura que solo en el Zulia más de 4 mil 000 docentes han emigrado y «estamos cuantificando en el ámbito nacional, porque esa es una gran cantidad de profesionales que han abandonado las aulas de clases por los bajos sueldos y las condiciones en las que se encuentran».
A partir de enero de 2018, el tabulador salarial de los maestros adscritos al MPPE recibió un ajuste del 40 % producto del aumento del salario mínimo y un 15 % obtenido a través de su contratación colectiva. Con el 65 % de aumento, las tablas salariales de los maestros con jornada de 36 horas cuentan con 6 escalas que van desde los profesionales sin estudios de posgrado que perciben una remuneración mensual de 640 mil 689 hasta docentes con grado de maestría que reciben 1 millón 232 mil 728 bolívares, cifras que incluyen el sueldo tabla y otras remuneraciones de carácter salarial.
Rincón explica que los maestros no reciben una remuneración acorde a su labor y a la situación económica del país: «Son mal remunerados, sueldos con cantidades tan irrisorias que no se corresponden con la responsabilidad y la alta dirigencia que deben tener nuestros docentes en las aulas de clases y como líderes naturales en las comunidades. Lamentablemente, los sueldos de los maestros son miserables y los educadores han llegado a la pobreza extrema, dada la situación del país». Expresa que el Estado venezolano «no está en capacidad de garantizarle al docente esas condiciones que le permitan vivir dignamente».
Además de la baja remuneración, destaca la inexistencia de seguridad y previsión social, así como de las condiciones apropiadas en las aulas de clases. «No hay las infraestructuras adecuadas ni dotadas en las escuelas para que se pueda dar el proceso de enseñanza-aprendizaje. La mayoría de los docentes tienen que trabajar con las uñas para poder llevarle esa educación a los niños que viene siendo el complemento de la formación en valores que tienen en los hogares».
Reconocer la profesión
Rincón ve con preocupación la incorporación de jóvenes provenientes del Plan Chamba Juvenil del Gobierno nacional a las actividades docentes. «A través de Chamba Juvenil están incorporando al sistema educativo a jóvenes que no están preparados ni aptos para desarrollarse en un aula de clases, para dar clases. Los preparan en 40 horas, unas 3 o 4 semanas y ya quedan a dar clases, como si no hubiera material humano egresado de las universidades privadas y públicas, y preparado para ejercer el rol de maestro. Esto quiere decir que las universidades están egresando desempleados en el área de educación y es una situación sumamente grave».
Por su parte, Doris Salas de Molina, expresa: «Es cierto que tenemos crisis en la calidad, porque para el gobierno la prioridad no son los egresados nuestros ni los de otras universidades autónomas, sino los de sus universidades. Y la labor del maestro no es tener a los alumnos jugando en el aula ni adoctrinándolos con una sola visión de lo que es ser un ciudadano». Destaca que a pesar de la crisis que vive el país, «todavía persisten muchos educadores. Hay mucho educador que hoy ejerce con mucha mística y pasión por la docencia, que todavía ve a ese hombre que hay que formar de manera integral».
María Cristina García, directora de la Escuela de Educación, explica que el docente de hoy «debe tener muy presente en código de ética y poseer una formación muy solida en valores», por lo que desde la Escuela de Educación de LUZ, con una matrícula aproximada de 5 mil 200 estudiantes en sus 11 menciones, «estamos orientados hacia ese reforzamiento de valores». Detalla la importancia de «reposicionar el trabajo del docente, recuperar el estatus de la profesión docente que debe ser una profesión jerarquizada y que debe estar reconocida socialmente. Esa revalorización del docente pasa por acciones concretas que no solamente sean a partir de una imposición que pueda venir del Estado o del sistema educativo venezolano sino que tiene que haber una construcción colectiva en la que todos debemos participar».
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